La celebración del día de Acción de Gracias tiene sus orígenes en la fundación del segundo enclave británico permanente en América. Los primeros pobladores de dicho enclave fueron los Pilgrims (Peregrinos) un grupo de religiosos separatistas ingleses que vinieron al nuevo mundo en busca de libertad religiosa. Después de un difícil viaje a bordo del Mayflower, los “Pilgrims” llegaron a Plymouth, Massachussets, un día de diciembre de 1620.
Los primeros meses fueron muy pesados, el invierno, el hambre y las enfermedades habían desaparecido a casi la mitad de la población de la colonia. Durante la primavera con la ayuda de los indios Wampanoag los “Pilgrims” comenzaron a planear cosechas que les ayudarían a sobrevivir el año siguiente.
En noviembre de 1623, después de recolectar la cosecha, el gobernador de la colonia de peregrinos “Plymonth Plantation” en Plymonth, Massachusetts, declaró: “Todos ustedes, peregrinos, con sus esposas e hijos, congréguense en la casa comunal, en la colina… para escuchar al pastor, y dar gracias a Dios todo poderoso por todas sus bendiciones.”
Durante los tres días que duró la celebración comieron pavo, maíz, calabaza y carne de ciervo. Así fue el primer día de Acción de Gracias.
En los años siguientes, el congreso de los Estados Unidos proclamó en varias ocasiones el día de acción de gracias al todo poderoso. Finalmente, el 1° de noviembre de 1777 fue oficialmente declarado como día feriado.
De nuevo, el 1º de enero de 1795, el primer presidente, George Washington, escribió su famosa proclamación de acción de gracias, en la cual él dice que es… “nuestro deber como personas con reverente devoción y agradecimiento, reconocer nuestras obligaciones al Dios todopoderoso, e implorarle que nos siga prosperando y confirmado las muchas bendiciones que de El experimentamos…”
El primer día nacional de Acción de Gracias fue celebrado por el presidente Lincoln en 1863 y proclamó que se celebraría todos los años de ahí en adelante. Durante 1941 el presidente Roosevelt y el congreso declararon oficialmente el cuarto jueves de noviembre como el día de Acción de Gracias.
Es muy famoso el "Desfile de Acción de Gracias" que tiene lugar en los E.E.U.U. y que da paso a las fiestas de Navidad
jueves, 24 de noviembre de 2011
sábado, 12 de noviembre de 2011
Lo que realmente hacíamos en clase
1. NUNCA nos copiamos... solo consultamos nuestras dudas
2. NO pintamos los pupitres... solo los decoramos
3. NO insultamos a los profesores... solo les recordamos lo que son
4. NO nos distraemos... solo estudiamos
las moscas
5.NO leemos revistas solo nos informamos mas
6. No escribimos notitas o cartas... estudiamos otro medio de comunicación
7.No dormimos en clase... reflexionamos
8.NO hablamos... intercambiamos expresiones
9.No masticamos chicle... estimulamos nuestros músculos
10.No suspendemos... nos suspenden
11. No tiramos papeles... estudiamos la ley de la gravedad
12. No nos reímos... somos felices
2. NO pintamos los pupitres... solo los decoramos
3. NO insultamos a los profesores... solo les recordamos lo que son
4. NO nos distraemos... solo estudiamos
las moscas
5.NO leemos revistas solo nos informamos mas
6. No escribimos notitas o cartas... estudiamos otro medio de comunicación
7.No dormimos en clase... reflexionamos
8.NO hablamos... intercambiamos expresiones
9.No masticamos chicle... estimulamos nuestros músculos
10.No suspendemos... nos suspenden
11. No tiramos papeles... estudiamos la ley de la gravedad
12. No nos reímos... somos felices
jueves, 3 de noviembre de 2011
Qué solos se quedan los muertos
Cerraron sus ojos
Que aún tenía abiertos,
Taparon su cara
Con un blanco lienzo,
Y unos sollozando,
Otros en silencio,
De la triste alcoba
Todos se salieron.
La luz, que en un vaso
Ardía en el suelo,
Al muro arrojaba
La sombra del lecho,
Y entre aquella sombra
Veíase a intérvalos
Dibujarse rígida
La forma del cuerpo.
Despertaba el día,
Y a su albor primero,
Con sus mil ruidos
Despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
De vida y misterio,
De luz y tinieblas,
Yo pensé un momento:
“¡Dios mío, qué solos
Se quedan los muertos!”
De la casa, en hombros,
Lleváronla al templo,
Y en una capilla
Dejaron el féretro.
Allí rodearon
Sus pálidos restos
De amarillas velas
Y de paños negros.
Al dar de las ánimas
El toque postrero,
Acabó una vieja
Sus últimos rezos,
Cruzó la ancha nave,
Las puertas gimieron
Y el santo recinto
Quedóse desierto.
De un reloj se oía
Compasado el péndulo
Y de algunos cirios
El chisporroteo.
Tan medroso y triste,
Tan oscuro y yerto
Todo se encontraba
Que pensé un momento:
“¡Dios mío, qué solos
Se quedan los muertos!”
De la alta campana
La lengua de hierro
Le dio volteando
Su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
Amigos y deudos
Cruzaron en fila,
Formando el cortejo.
Del último asilo,
Oscuro y estrecho,
Abrió la piqueta
El nicho a un extremo;
Allí la acostaron,
Tapiáronla luego,
Y con un saludo
Despidióse el duelo.
La piqueta al hombro
El sepulturero,
Cantando entre dientes,
Se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
Reinaba el silencio,
Perdido en las sombras
Medité un momento:
“¡Dios mío, qué solos
Se quedan los muertos!”
En las largas noches
Del helado invierno,
Cuando las maderas
Crujir hace el viento
Y azota los vidrios
El fuerte aguacero,
De la pobre niña
A solas me acuerdo.
Allí cae la lluvia
Con un son eterno;
Allí la combate
El soplo del cierzo.
Del húmedo muro
Tendida en el hueco,
¡Acaso de frío
Se hielan los huesos...!
¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es vil materia,
Podredumbre y cieno?
¡No sé; pero hay algo
Que explicar no puedo,
Que al par nos infunde
Repugnancia y duelo,
A dejar tan tristes,
Tan solos los muertos.
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